Hostal Bofill - Menú

Restaurante único por su historia y arquitectura, se come bien, aunque precio/ calidad es un poco caro.

un excelente sitio para pasar un fin de semana tranquilo bien atendido y con buena comida, vistas y el trato del personal

Fuimos al restaurante: comida casera catalana, sitio muy auténtico. Platos ricos. Entre semana menú por 18€. Excelente servicio.

Grata sorpresa con este establecimiento, un trato muy amable y cercano. Un menú completo por un precio ajustado. El producto que utilizan es de proximidad y de calidad, el trato en cocina está a la altura.

muy bonito lugar, dentro muy agradable, con unas cuantas ventanas por las que se pueden ver los hermosos montañistas que tienen para esos lares. tratamiento amistoso y comida muy rica. un buen lugar para dejar de comer.

Joto junto al centro de la ciudad. Muy amable y atento. No hay problema para ir con nuestro perro. Muy buena calidad y un lugar muy bonito y pintoresco. desde nuestra mesa muy bonitas vistas de la montseny. ¡para repetir seguro!

El restaurante del hostal Bofill de Viladrau conserva ese encanto perdido del restaurante de pueblo. Pero el encanto acaba aquí, porque desgraciadamente no he visto ningún gesto o detalle que me permita reconocer la cocina propia del entorno. Al contrario, el menú y la elaboración es superponible a cualquier menu de carretera… Con todo, debo decir que cumple con su cometido y no os quedaréis sin hambre.

Hemos comido en el restaurante. Buena experiencia. Llegamos tarde y sin reserva. Nos hicieron esperar en la terraza donde disfrutamos de unas excelentes patatas bravas y cervezas artesanas del Montseny. La comida honesta, casera excelente. Fui muy feliz con mi pollastre rustit al forn. Lastima que sus famosos canalones se habían acabado... Muy recomendables si no buscas florituras y sí comida sabrosa. El camarero muy amable y diligente.

Fuimos con la familia a comer un menú un día laborable, y me sorprendió para bien, buenas raciones y todo con mucho sabor, se nota que aquí se cocina y muy bien, también la camarera que nos atendió fue muy amable. El edificio es un hotel supongo que principios del siglo XX, comimos en un salón amplio que estaba muy fresquito en plena ola de calor se agradece, también tiene una terraza en la entrada que tenía buena sombra. Repetiré la próxima vez que vuelva a Viladrau.