Parador De Mazagon - Carta

Es un sitio maravilloso en una ubicación excepcional y asistido por un personal humano y supercalificado

Emplazamiento ideal. Playa con miles de mosquitos. Llevar un buen repelente. Fotografías idílicas de la costa

Todo salió perfecto, a todo nivel pero debo destacar la calidad de su personal, la atención prestada y la disponibilidad. Ver carta

Parador fantástico, limpieza estupenda, habitaciones super limpias y camas muy comodas comida exquisita, trato personal fantástico y muy agradable gracias por vuestro servicio

Es una gran pena que hayan retirado uno de los principales atractivos del parador durante el verano, que era el comedor exterior bajo la carpa junto a la piscina. Nada que ver con el comedor interior. Pedimos y confiamos que se lo replanteen y vuelvan a ponerlo. Sin él, no es lo mismo.

Estupendo parador,en un enclave maravilloso,la habitación grande y espaciosa. En recepción a nuestra llegada nos trataron muy bien y buena explicación de los servicios a los que teníamos derecho en régimen de media pensión. El personal del restaurante de lujo,sobre todo la camarera Carmen,la comida exquisita. Sin duda volveremos. Ver carta

Ubicación extraordinaria, zonas comunes muy cuidadas, buena atención, precio adecuado. El área de masajes extraordinaria (Srta. Lola). Pero una vez más Paradores no está a la altura en cuanto a restauración, seguramente los productos son de buena calidad, pero, falla la cocina. Sandwich club frío, albóndigas de choco demasiado pan. En fin veo que a la cocina de paradores le falta mimo.

Se trata de un edificio adaptado al entorno en un paraje natural al borde de un acantilado y limítrofe a una playa extensa de arena rubia. Posee dos pisos y habitaciones amplias, si bien requiere de alguna remodelación que beneficie la confortabilidad. La restauración está bien pero faltaría una mejor presentación de los platos. El acceso al recinto está muy deteriorado por baches. La amabilidad del personal, destacable.

Todos los Paradores Nacionales tienen ubicaciones extraordinarias y este no podía ser menos. Las vistas desde los erosionados acantilados dunares de la Costa de Doñana, los espectaculares atardeceres de colores pastel mediatizados por la cercana desembocadura del Guadalquivir son sencillamente únicos. La arquitectura cálida del edificio, sus nobles revestimientos interiores de madera, el blanco de sus volúmenes rompiendo con la naturaleza que rodea al Parador, hace de esta instalación turística un destino obligado para amantes de momentos mágicos. Su restaurante un refugio selecto para exigentes gourmets. El personal profesional, amable y bien dispuesto. El precio razonable para la experienc... Ver carta