"Por dónde empezar: el parking es pequeño y difícil de acceder, probablemente porque cuando se construyó este parador, no tuvieron en cuenta que en el siglo XXI llegaríamos en vehículos… veo difícil solucionarlo… máxime cuando han perdido plazas para eléctricos que graciasadios, no funcionan…!!!; la habitación muy bonita, se nota remozada, vistas excelentes… pero el baño, cuando se remodelo, al diseñador se le olvidó poner bidet, por lo que hay que recurrir a la ducha (ciertamente engorroso)…otrosí: las amenities están vacías!!; la cajita del gorro ducha y cepillo dientes, vacías!!! ; los que reponen han de comprobar si huésped anterior lo utilizo y dejó en prenda las cajas!!!. Capítulo aparte merece el restaurante: el desayuno perfecto y muy bien atendidos; pero la comida del día de llegada fue una aventura!; ya teníamos noticias de las vanguardias masterchef de este parador y su relación con una dinastía de chefs formados en la escuela de hostelería soriana; pues bien, hubo decepciones que no se superan: para empezar, la disposición de las mesas es desastrosa, las mesas junto cristales , hace que un comensal esté de espaldas al paisaje, punto por el que elegimos comer aquí!! ; primera decepción; solución: con poner la mesa”en rombo”, los camareros podrían atender igualmente y el paisaje sería disfrutado; otra cosa: la carta; decir que la tapa de bienvenida era excelente, pero una vez tanteamos “lo que había”, se notaba más el interés por epatar que el gusto por comida sabrosa; el solomillo albardado estaba crudo, lo cual se disimulaba con el tocino del envoltorio; solomillo porque lo decía la carta, pero podía ser cualquier cosa; luego, lo de “tomates en textura”, el salmorejo de todalavidadedios, con tropezones de más tomates, distraídos por dos boquerones buenísimos…por sí solos; …luego , la atención de los camareros era al sprint, soltaban el plato en la mesa y cuando intenté preguntar algo, literalmente salieron corriendo!!!; era “despachar”; sin la menor ni intención ni interés sobre posibles peticiones de más platos!!!, o de aclaraciones sobre los pedidos. Respecto a la cafetería: muy mal colocada junto a la recepción, otro fallo de diseño; también horror en disposición de mesas: el cartel de capacidad de 70 personas, se anuló con la realidad: no había ni 28 personas sobre las 9 de la noche , dada la horrible colocación de mesas, todas ocupadas!!!… pero con la mitad de asientos vacíos!!!pero nos fue imposible disfrutar de nuestra copa de bienvenida de Amigos , porque la barra era incómoda para estar 15 minutos de pie, sin taburetes, y la única camarera estaba muy ocupada atendiendo las mesas de cena de cafetería, por cierto, pasando desde la cocina , por delante de recepción , hasta con bandejas de sopa!!!; finalmente nos fuimos porque el descojone y hartazgo, fue supino. Una pena que este parador alardee de gastronomía, porque no hemos podido disfrutar de ella, y más pena porque parece que el papanatismo snob de la moda máster chef, anule unas posibilidades excelentes pero desperdiciadas por quien pasa por chef de dinastía de escuela … o lo que quien… imponga esa carta; Soria merece un parador que compita con muy buenos hoteles, en el centro, Alfonso, o el de enfrente al Parador, cuyas cartas son dignas, ricas y muy brillantes!!!. E igualmente “de escuela“ y con un trato de nivel excelente. Creo que ya tienen ideas para mejorar… Salud y buena mesa."