"Fuimos a comer a la Brasería La Cabaña a tiro fijo, pues había leído una buena crítica de este restaurante. Se encuentra frente al Mercado de Abastos, en una calle paralela a la Calle Mayor de Reinosa. El local no es muy grande (aunque había unas escaleras que subían a la planta de arriba, no sé si tendrán allí otro comedor : A la entrada hay una pequeña zona de bar, desde donde se accede, por una puerta situada al fondo a la izquierda al comedor. Es una casona antigua, y la decoración interior deja ver sus gruesos muros de piedra vista, que se combinan con la pintura al estuco en tonos azules y rojos para darle un aspecto más moderno. Las mesas son pequeñas (máximo 4 personas , de madera con salvamanteles individuales, y en lugar de sillas, hay bancos para sentarse (estilo vagón de tren . Me pareció decorado con bastante buen gusto. Era un día de diario, así que no nos mostraron carta, tan sólo el menú del día, pero estaba bastante bien. De primero pedimos unas tostas de queso azul con cebolla caramelizada y pipas. De segundo dorada a la plancha y pollo a la salsa de cava. Las raciones estaban bien de tamaño, y creo recordar que pagamos unos 15€ por persona. El dueño fue muy agradable, y cuando nos veía tomar fotografías de los platos, enseguida vino a entablar conversación, contándonos sorprendido que le había sucedido otra vez y que luego vio su local colgado en internet (se refería a la crítica que yo había leído, y por la cual habíamos ido nosotras allí, jeje . Nos contó también que el plato estrella de la brasería era la carne argentina a la parrilla, que la traen de allí, y que para que quede en su punto tienen una plancha especial en forma de V,en la que la carne se dora por fuera manteniendo su jugosidad interior. Según comentó, ha tenido otros restaurantes en Madrid, algunos especializados en cocina japonesa. Nos mostró también un menú especial para 2 personas al precio total de 38€, pero ése sólo está disponible los fines de semana. Sin embargo, aunque la comida estuvo bien, el local bonito y el trato fue rápido y amable, hubo dos detalles que no me gustaron: No nos cambiaron los cubiertos entre platos (estaban manchados del fuerte queso azul , y por consiguiente, no había cubiertos de pescado. En el precio del menú se incluía postre, pero nosotras lo obviamos y pedimos un coulant de chocolate, ya que es el postre estrella de la casa. Supongo que éste fuera más caro, pero pedimos sólo uno para compartir (en lugar de los dos postres del menú y nos lo cobraron, cosa que me pareció un feo detalle, más aún cuando tampoco habíamos bebido vino (que estaba incluido en el precio ."