"Nos gusta este restaurante. Es como una antigua bodega con maravillosos techos de ladrillo, es espaciosa y, a la vez, llena de ambiente. Hemos ido varias veces y hemos entrado por la puerta del aparcamiento. Fue una buena decisión, ya que la dueña, una señora muy amable, nos recibió y nos mostró a una mesa muy rápidamente. Llevábamos a nuestro perro y teníamos la intención de dejarlo en el coche, que estaba a la sombra, pero la dueña no quiso oír hablar de eso y nos dijo que lo lleváramos dentro. Apreciamos su comprensión... Nos sentamos a una comida maravillosa, con el perro durmiendo debajo de la mesa... Disfrutamos muchísimo de la comida y del ambiente español. Si es temporada, prueba los "enchalotts" con salsas, necesitarás un babero... los postres son fabulosos... no te pierdas este restaurante si estás cerca."