"Voy a hablar de dos visitas diferentes. La primera, hace un par de meses, fue fantástica. Comida rica y abundante (muy abundante) y servicio eficaz y amable. Los calamares con mayonesa de lima fabulosos, las carnes (picaña y croca) en su punto y las almejas muy buena materia prima (y se paga, porque la ración fueron que podían avisarlo, porque pone según mercado). Todo un descubrimiento.Segunda visita, ayer. Pedimos terraza, y al ver que le estaba dando un poco de sol le comentamos si podría ser otra mesa, y nos dijo que el sol cambiaba de posición (lo que nos podía haber dicho es que cambiaría a peor). En ese momento había sitio en mesas a la sombra, pero prefirió hacer la coña y pasar de nosotros. Resultado: pasamos bastante calor, y fue imposible cambiarse a otra mesa ni fuera ni dentro porque estaban a tope.La comida bien, como la visita anterior. Compartimos calamares, tortilla (con trozos de patata tirando a crudos), croquetas de gambón (ni fu ni fa) y raxo. Las tres primeras raciones llegaron juntas, y por el raxo tuvimos que esperar perfectamente media hora. Se lo recordamos a nuestro camarero y pese a ello, como mínimo, se sirvieron raciones antes que la nuestra. El raxo, por cierto, estaba muy rico. Los postres fantásticos, tanto la tarta de queso con frutos rojos (una ración da perfectamente para dos personas) como varios helados de un abanico bastante amplio.Cuenta compartida a por cabeza, en una comida que de no ser por los largos tiempos de espera y la no atención a un cambio de mesa cuando era todavía posible hubiese sido una gran velada."