La Taberna del Laurel

Calidad buenísima, especialmente el chuletón, además de las chicas que nos atendieron que fueron súper atentas, agradables y profesionales, gracias!

Un lugar excelente para comer. Comimos menú 55 y definitivamente todo muy muy bueno, para repetir. Desde el entrante hasta el postre.las cebollas un descubrimiento y un acierto. Riquísimo. Repetiremos

En pleno bullicio de la calle Laurel está este rincón en altura donde comer bien. Una gran atención por parte de las camareras, con simpatía y aconsejando con los platos fuera de carta. Un buen producto para disfrutar de buena compañía Para volver Ver carta

La comida estuvo muy buena buena calidad y presentación, buen sabor. Lo malo fue que la comida demoro tres horas en total desde que nos sentamos hasta que pagamos y la verdad teníamos bastante prisa, no me aparece una excusa decir que el restaurante tenía otras mesas ocupadas.

Pues la verdad que cuando reservé me esperaba mucho más no es que comiera mal, pero es de estos sitios que pruebas y ya está yo no vuelvo Y ese primer sitio donde pido un chuletón y no me lo presentan primero Le insistí en que no pasara de un kilo, ya que habíamos hecho tapas y estábamos bastante llenos y me clavaron un kilo y medio de chuletón 75 pavos El local es muy pequeño, estás casi comiendo en la mesa de la gente de al lado bastante calor

Este lugar de la concurridisima calle que le da nombre , tiene muy buen material, y en nuestro caso también bien atendido amen de que el comedor estaba vacio , comimos una cecina de wagyu que estaba realmente buena , unas croquetas de chuleta en las que se apreciaba el sabor a lo rezaba en carta , un entrecot también de wagyu pelin pasadito de punto de parrilla, pero con sabor y tierno y unas chuletillas de cordero crecidito para estar en la capital de la rioja , el entorno sin lujos pero comimos bien sin tirar cohetes , del precio final diría qué barato no es analizandolo en términos generales, pero no me quejo Ver carta

Lugar espectacular. Para empezar, las trabajadoras del local fueron muy atentas y amables en todo momento, así da gusto. Nos ofrecieron y recomendaron un vino blanco ya que no somos muy de beber vino y acertaron. En cuanto al lugar, un lugar muy tranquilo en la calle Laurel. Nos dieron cortesía de la casa un chupito de gazpacho con aceite de perejil que estaba muy bueno. El pan también estaba buenísimo. En cuanto a platos de carta, pedimos cecina de Angus y... Que sabor! Un acierto en toda regla. Después nos trajeron la ensalada de tomate con cebolla y ventresca y nos dimos con un canto en los dientes, estaba buenísimo. Todavía quedaba el plato fuerte, el chuletón de ternera, con su guarnici...

Comimos 5 personas. Increíble tanto la comida como el trato. Nos fuimos con una sonrisa de oreja a oreja. Hacía muchísimo tiempo que no comíamos tan bien y tan a gusto. Probamos: un poquito de crema de verduras de aperitivo de la casa (rica), una cecina de angus que estaba para llorar del gusto, unos puerros a la brasa con una salsa que eran para tirarse de cabeza dentro del plato y unas habitas con huevo a baja temperatura de entrantes. Las habitas terminamos haciendo barquitos en el plato, porque aquello estaba que se me ponen los pelos de punta sólo de acordarme. Compartimos un chuletón de rubia gallega de 1,8kg aprox. Mantequilla pura. Riquísimo. Nos gusta la carne, pero esta moda de las...

Todos conocen la genialidad del director de cine Alfred Hitchcock, pero no tantos se han percatado de su fijación por las escaleras, desde la primera toma de su primera película El jardín de la alegría,  pasando por sus famosas Chantaje, Vértigo, Rebeca, Sospecha, Psicosis, La Sombra de una duda, el nombre de 39 escalones, hasta la última toma de su última película La trama. Viene a cuento esta referencia porque he ido a comer al restaurante La Brasa de la Laurel, en la celebérrima calle Laurel de Logroño, llena de ruidosas y desinhibidas despedidas de solteros y solteras. Es un restaurante pequeño, en varias alturas, por cuyas escaleras las tres camareras, simpáticas,  competentes y atentas... Ver carta